Add parallel Print Page Options

Porque el que habla en una lengua no habla a los hombres sino a Dios; porque nadie le entiende, pues en espíritu habla misterios. En cambio, el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en una lengua se edifica a sí mismo, mientras que el que profetiza edifica a la iglesia.

Read full chapter